Dijo Mendoza en un acto público que «el matrimonio homosexual es una abominación ante los ojos de Dios». Luego, una nota informativa de su Ucam quiso matizarlo, y dijo que no estaba en su ánimo ofender€ Pero, naturalmente, ofendió, a los homosexuales al menos€ Además ¿quién es nadie para hablar en nombre de Dios? Aquellos que se creen con derecho, nada menos, que a ponerse a sí mismos como iluminados intérpretes de Dios se instituyen como profetas señalados por el dedo de ese dios. Líbrenos, pues, el verdadero Dios de los falsos profetas que se inventan un dios a su propia semejanza€