En los años de euforia, cuando parecía que todo el monte era orégano gracias a la Ley del Suelo de José María Aznar y a la versión murciana que se adelantó a la tecnología espacial con el llamado ´teletransporte´, me preguntaba si las sociedades más avanzadas también pasaron por esa especie de fiebre del oro que ha vivido la Región desde principios de siglo. En ese escenario de desarrollo que era puro espejismo daba la sensación de que Murcia se debatía por dejar de ser una sociedad rural, pero llevaba varias generaciones de retraso en relación a países como Finlandia, que consigue los mejores resultados escolares y exige las notas más altas de Selectividad para ser profesor. Sin embargo, es difícil apreciar el avance cuando los años de euforia han dejado el lujo marchito de hoteles fantasma olvidados, como las ciudades perdidas de ´El libro de la selva´.