Los seres humanos nos comunicamos fundamentalmente a través del lenguaje hablado y escrito; utilizamos palabras y frases para expresar teóricamente lo que realmente pensamos y sentimos, y aquí viene el problema. Cuando alguien te dice algo, piensas que lo que está escuchas es verdad, aunque pueda estar equivocado, pero la persona que habla perfectamente puede decirte algo que no piensa y no sienta, con la intención de conseguir un propósito. Se suelen decir cosas que sabes que al receptor le agradan, con la intención de un interés; una vez conseguido adiós y muy buenas, lo tenemos muy claro con los políticos en sus campañas electorales. Necesitamos una sociedad abierta, dialogante y sincera.