Las guerras dejan escenas como esta: Faltaban tres días para que acabase la Guerra Civil, cuando el pintor Ramón Gaya y su mujer esperaban en la estación de Figueras, a pocos kilómetros de la frontera, un tren que los sacara de España. De repente, en el cielo apareció uno de los aviones nacionales que bombardeaban las columnas de vencidos que intentaban llegar a Francia y ametralló los andenes. Dos días después, el pintor murciano abandonó desolado y a pie el país, dejando atrás la tierra que lo había visto nacer y el cuerpo de su esposa.