unto al terrorismo yihadista quizás sea el cambio climático el principal de los retos con que se enfrenta la humanidad en este arranque de siglo XXI. No es exagerado, no lo duden.

Es tanta ya la certeza científica, son tantos los indicios, los datos, los informes, las pistas y las comprobaciones, que sería suicida no encarar en serio las causas que harán del calentamiento global el factor que en las próximas décadas más problemas nos va a generar a todos a escala planetaria. A todos, repito. En cualquier lugar y a cualquier escala. A ricos y pobres. A países del norte y del sur. A zonas costeras e interiores. A algunos de forma más obvia (pobres, del sur y costeros, para no variar), y a otros de manera más indirecta. Pero en cualquier caso siempre de forma clara, evidente y drástica, porque lo drástico no es lo que sucede de un golpe sino lo que suceda como suceda su resultado deviene en crítico.

A finales de este mes dirigentes de todo el mundo se reúnen en la actualmente torturada ciudad de París en lo que oficialmente se llama la COP21 y oficiosamente la Cumbre del Clima. Intentarán, una vez más, alcanzar acuerdos que frenen el calentamiento global. Mostrarán, otra vez, que hay enormes intereses en juego que dificultan los avances. Representarán, reiteradamente, las escenas clásicas de la política, de la imagen, de las diferencias norte sur, de los vasallajes económicos a las grandes corporaciones, de la valentía de unos pocos y el exagerado conservadurismo de muchos.

Sin embargo, esta reunión de París presenta un nuevo factor que permite ser algo más optimista. Este factor no es otro que el hecho de que, ahora sí, la opinión pública mundial está movilizada. Las conciencias no es que se estén moviendo, sino que ya se han movido. La Marcha Mundial por el Clima es el evento planetario que muestra este compromiso ciudadano, y aunque quizás la psicosis por el terrorismo le reste fuerza o protagonismo mediático, lo que ocurrirá en todo el mundo el día 29 de noviembre será la mayor demostración de la historia de la conciencia ambiental renovada de la ciudadanía.

Y en Murcia la bandera de la Marcha Mundial la ha enarbolado principalmente un nuevo colectivo que ha surgido con fuerza al calor de este evento, la Asociación Nueva Cultura por el Clima. Con innumerables apoyos y adhesiones, han convocado para los días 28 y 29 de diciembre la versión local de la Marcha por el Clima. Espero que la convocatoria tenga el éxito que el esfuerzo y la temática se merecen, y hago votos porque la presión global de la opinión pública, desde la local a la planetaria, obligue a que en París los poderosos, por una vez, trasciendan de las palabras a los hechos.