Ni que decir tiene que lo que viene sucediendo desde el pasado viernes por la noche, con los atentados terroristas en París, nos ha cambiado, y mucho, el paso. Una ola de temor y de miedo se está apoderando de todos; la indignación, el asco, la amargura, la consternación, la rabia, la tristeza, el dolor, etc. son emociones que conviven ahora mismo con nosotros; algo muy normal, por otra parte, ya que tras el shock inicial, nos siguen llegando cada minuto multitud de informaciones de lo que va ocurriendo tras la masacre en la capital francesa.

¿Qué hacer en este tipo de situaciones? Por supuesto que no podemos darle la espalda ni mirar hacia otro lado; vivimos estos días con un punto de inseguridad o alarma provocadas por la incertidumbre. Precisamente, en España, por desgracia, sabemos qué significa todo esto; el 11 de marzo de 2004 todavía queda latente en nuestros corazones. Y Madrid se levantó, y España se levantó€ y los ciudadanos españoles se levantaron€

La normalidad es una palabra que se utiliza en estos casos para recobrar el paso y continuar hacia delante, aunque con acontecimientos nada esperados como estos, nuestras vidas dan un vuelco muy evidente.

El carácter de supervivencia que tiene el ser humano es lo más sagrado; y cuando cae, no le queda otra que levantarse; pues eso mismo es lo que debemos hacer€ levantarnos y seguir creciendo€ ¿O hay otra respuesta?

La preocupación nos desgasta, nos hace vivir en tensión y es una enemiga que le gusta pasear por cada rincón de nuestro cerebro para paralizarnos y atosigarnos sin descanso. Viene dada por situaciones que todavía no han ocurrido; ponemos nuestro foco en el futuro y dejamos de estar en el presente€ Evidente es que lo que ahora mismo tenemos entre manos, son palabras mayores traídas de los acontecimientos acaecidos durante la semana; sin embargo, nuestra ocupación en nuestra propia vida, será el mejor antídoto para ir superando la situación.

Hijos, familia, amigos, trabajo, amigos, deporte, lectura, cine, teatro, música, proyectos, ilusiones, etc. son la piedra angular de lo que ahora mismo nos compete para seguir caminando; reitero que ocuparnos de todo ello es la mejor arma para enderezar el rumbo y volver a erguirnos.

¿Nos ocupamos?