Que la conciencia por los devastadores efectos de la contaminación en las ciudades españolas va en aumento es algo que, afortunadamente, se nota cada vez más. En Murcia hay una clara apuesta por la bicicleta, que, con muchas carencias aún, sobre todo en cuanto a kilómetros de carriles bici se refiere, es digna de destacar. Aunque las medidas para rebajar una lacra que mata a miles de personas cada año son claramente insuficientes. No hay que olvidar que la contaminación atmosférica urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón. Por eso creo que hay que tomar ejemplo del ayuntamiento de Madrid que activó la semana pasada por vez primera las restricciones al tráfico establecidas en el protocolo contra la contaminación, que en su primer nivel obligó a rebajar la velocidad en la M-30 y otros accesos de 90 a 70 kilómetros por hora. Sólo en unas horas los niveles de polución se rebajaron a la mitad. Alguien debería tomar nota cuanto antes.