Ante esta estafa financiera, escuchamos una y otra vez un conjunto de medidas económicas, sociales, medioambientales, que servirían para salir de la crisis. Oímos multitud de medidas, muchas de las cuales entran en conflicto; por ejemplo, unos defienden la subida de los impuestos indirectos como el IVA, otros defienden que los que más tienen paguen más, entre los me encuentro yo. Los políticos de izquierda apoyan medidas que son denigradas por los políticos de derecha y viceversa. Hay medidas que son factibles y que podrían reorientar todo este proceso para construir una sociedad fundamentada en el trabajo digno y en el cuidado de la madre tierra, medidas que no son irrealizables ni utópicas.

La pregunta que nos podemos hacer es: ¿por qué estas medidas no se aplican? Y a continuación nos podemos preguntar: ¿por qué se aplican medidas que destruyen el trabajo digno, el medio ambiente, que cercenan el derecho a la educación, a la sanidad, a la vivienda, a la alimentación€? Aquí entramos en la cuestión clave y no es otra que la voluntad humana, las voluntades humanas. En esta vida todo es posible, depende de la voluntad.

Voy a poner un ejemplo sobre la voluntad política de los gobernantes. La FAO declaró en 2009 que eran necesarios unos 37.000 millones de euros anuales para erradicar la pobreza en el mundo, una cantidad pequeña que los Gobiernos y los organismos internacionales podrían satisfacer perfectamente, en España, sin ir más lejos, se ha dado al sistema financiero 246.000 millones de euros según el Fondo Monetario Internacional, y a nivel internacional más de un billón. Entonces ¿por qué no se erradica la pobreza? Sencillamente porque los que tienen el poder para tomar esa decisión no quieren.

Hay gente que tiene una voluntad firme de enriquecerse a costa de lo que sea y ese enriquecerse conlleva el empobrecimiento de millones de personas, además de destruir a paso agigantado el planeta. Además de enriquecerse cada vez más no están dispuestos a que este sistema cambie. Las multinacionales chinas están comprando gran parte de la producción agrícola africana durante veinte años, eso supone que los africanos no sólo van a seguir muriendo de hambre, sino que cada vez serán más los condenados a la desnutrición, con la complicidad de la voluntad de los Gobiernos de turno. Ésa es la voluntad de los chinos enriquecidos, una voluntad sin escrúpulos.

Para esto es necesario que no encuentren oposición en ese proceso de acumular más riquezas y capital, de ahí la necesidad de doblegar „insisto, de doblegar„ la voluntad de aquellos y aquellas que quieren una sociedad mejor, donde la gente tenga garantizado una vida digna. Quieren doblegar la voluntad de políticos honrados, sindicalistas, activistas sociales y gente buena en general. Para ello, es necesario que logren que perdamos la esperanza y que nos volvamos indiferentes e ignorantes de lo que está pasando y de lo que nos espera. Pero también necesitan la colaboración y la complicidad de la clase política que tiene capacidad de gobernar. Sin su colaboración, las élites sociales y económicas lo tendrían muy complicado. Por eso, la misión de estos políticos cómplices es ayudar a doblegar la voluntad de luchar y de resistencia. Con las diversas reformas laborales han logrado que los trabajadores cada vez estén más indefensos y se vean obligados a trabajar en condiciones inhumanas y a no protestar para no perder la miseria de sueldo que les dan. Con las nuevas leyes se pretenden lo mismo, en este caso doblegar la lucha y la resistencia de los activistas sociales con multas y cárcel. La frase que expresa la rendición es: «Esto es una mierda, yo voy a ir a lo mío, a disfrutar todo lo que pueda y que cada uno se busque la vida porque no merece la pena luchar». Cada vez que oigo esta frase o parecida se me desgarra el corazón, porque veo a gente buena, pero que muy buena, rendirse y quedarse por el camino, siendo consciente de que no hay muchas incorporaciones nuevas.

Voy a recoger algunos personajes que pretenden que este sistema se mantenga y se profundice, es decir, que la riqueza se vaya concentrando en unos pocos, esa es su voluntad. A nivel empresarial, podríamos señalar a Francisco González (BBVA), Ana Patricia Botín (Banco Santander), Isidre Fainé (La Caixa), José Ignacio Sánchez (Iberdrola), Florentino Pérez (ACS), Borja Prado (Endesa), Manuel Manrique (Sacyr), Antonio Brufou (Repsol)€ A nivel político, podríamos señalar a XI Jinping (presidente de China), Salman Bin Abulaziz (presidente de Arabia Saudí), Putin (Rusia), Mariano Rajoy, Angela Merkel, Cameron€ A nivel de organismos, podríamos señalar a Mario Draghi (Banco Central Europeo), Luis María Linde (Banco de España), Jean-Claude Juncker (presidente de la Comisión Europea), Juan Rosell (presidente de la CEOE), Christine Lagarde (FMI), Jim Yong Kim (Banco Mundial)... En este grupo, también podríamos meter las monarquías, donde el rey Juan Carlos ha sido un representante de esta voluntad. En todo esto, juegan un papel fundamental Goldman Sachs, cuyo presidente es Lloyd Blankfein, que juega un papel importantísimo a nivel internacional, y la ONU, que no juega ningún papel y que es algo irrelevante en la actualidad, de ahí que se nombrara a Ban ki-Moon para que fuera sumiso a esa voluntad que hemos señalado antes. Esta crisis económica se terminaría si se eliminaran los paraísos fiscales y se aplicara la Tasa Tobin a las transferencias financieras. Esto es posible, totalmente posible, no se hace porque no quieren, porque no tiene escrúpulos.

Y, ante todo esto, ¿qué podemos hacer los que tenemos la voluntad de poner nuestro grano de arena para construir un mundo digno y ético, basado en los Derechos Humanos? Lo primero es resistir y no doblegarnos; lo segundo es organizarnos en plataformas y que estas plataformas converjan en un proyecto plural y amplio con el objetivo de sensibilizar, concienciar para movilizar a la ciudadanía con el objetivo de transformar la sociedad en un espacio y en un tiempo humanizador. Ésa es nuestra voluntad.