Hace algún tiempo, la Iglesia católica elaboró una serie de pecados sociales, en concreto siete: Crear pobreza, acumular riqueza, provocar injusticia social, consumir drogas, manipular genéticamente, experimentar con seres humanos o embriones y contraminar el medio ambiente. Como es ya habitual pasaron desapercibidos porque esto no interesa a las élites sociales y financieras, se sigue remarcando aspectos de la moral sexual. El capitalismo entraría de lleno en este listado, por tanto, sus defensores. Cada vez hay más ricos, más gente que acumula riqueza provocando pobreza e injusticia social y se declaran católicos sin ningún tipo de remordimiento. A los divorciados casados les negamos la comunión y a estas personas no le negamos nada ¿por qué será?