Lo más valioso sigue estando oculto a los ojos de la gente. Como la tumba de Nefertiti. En un siglo XXI donde voluntariamente nos exhibimos y hace tiempo que arrancamos el candado del diario para convertirlo en un Facebook abierto, algunos misterios permanecen siendo eso, misterios. En Egipto, el análisis con radares de la tumba del faraón Tutankamón para determinar si a su lado se encuentran ocultas otras dos cámaras funerarias, entre ellas la que podría ser de su madrastra, ha dado comienzo. Algunos se preguntan si no sería mejor dejarlo como está. Porque, como dijo aquel, el misterio nos aproxima a lo sobrenatural, y su resolución a lo puramente mecanicista. Luego tenemos otros misterios más cercanos, como cuando caen objetos no identificados en parajes de Mula. Mientras, los fascinantes no caducan. Aparezca la bella reina o no aparezca nunca.