En el instante en que va a arrancar la cita Champions de nuestro equipo, entra mi chaval y me pilla rezando no por el triunfo, que sería lo aconfesional, sino para que no se cuelgue la imagen. Distintas asociaciones de consumidores y otras cuantas de internautas se han dirigido al ministerio de Soria „a José Manuel; no a la ciudad„ para que se exija al operador la prestación del servicio con la calidad adecuada, haciéndole llegar al responsable gubernamental el malestar «por su inhibición». Superada la cuarta jornada, se puede afirmar que los afectados podrían haber mandado el documento a Toledo perfectamente. Incluso a Lugo.

La ilusión por el seguimiendo de los tuyos en la máxima competición continental se resume en: ni un minuto del estreno, que acabó en victoria; visión casi completa de las derrotas en el segundo y cuarto y, respecto al tercero, nada del primer tiempo, que fue el bueno, y resolución apañada de los minutos postreros en que se fraguó la remontada rival. Es que ni hecho a medida. Y aunque el inquilino monclovita sea a muerte de Marca, no está para estas historias. Ahora hasta tiene que preocuparse de otras.

Los listos, ni siquiera. El tal Roures, que es quien posee los derechos y el que ha creado una plataforma de juguete, ha dicho que los clientes de Movistar+ son los que han de pedir explicaciones a Telefónica porque ésta no le haya soltado a él la pasta. Llevamos años con guerras y con abonados que, cuando quieren darse de baja, han de dedicarle jornadas a lograrlo, aunque luego, según quienes vienen administrándonos, los piratas son los que se bajan series de las redes.

Un amigo, conocedor de que me habría acostado sin querer saber nada al respecto, fue el que me despertó dándome la buena nueva: «...Pero todavía hay esperanzas». «No me lo digas; eso sí que no».