Curiosa ausencia y clamoroso silencio. Callan cuando más necesaria serían su voz ante una reforma laboral que crea poco empleo y de escasa calidad. Cumplieron su función en la transición, ayudaron a consolidar la democracia y a modernizar el aparato productivo, formaban parte de los llamados agentes socioeconómicos y eran un interlocutor necesario. Hoy están desaparecidos y podemos hablar de ´lo que la crisis se llevó´. No han sabido reaccionar de un modo eficaz ante una situación tan compleja. Y, además, ha coincidido con los escándalos de los ERE andaluces y el fraude generalizado de los cursos de formación, temas en los que han participado. Tendrán que redefinirse y renovarse. Por el bien de todos.