Cuando va pasando la vida nos dando cuenta de que, de alguna manera, nos reducimos y, sin pretenderlo conscientemente, somos una fotocopia. Todos hacemos lo mismo, limitamos nuestra capacidad de pensar y sentir. Cuando llegamos a este punto, es fácil que alguien nos pueda conducir en una dirección u otra. Empequeñecemos la vida cuando tenemos muchas posibilidades de vivir en plenitud y con plenitud. Nos conformamos con lo poco que nos dejan y, como no sabemos a dónde ir, no tenemos la sensación de perdernos; donde va la gente vamos nosotros. Renunciamos a nuestra libertad, perdemos soberanía a la hora de tomar decisiones para empequeñecernos. Sería muy bueno ampliar horizontes y caminar juntos.