Aparece un nuevo escándalo en Alemania, en el gran imperio alemán, y, esta vez, con su marca estrella de coche, la Wolkswagen, que ha falseado las emisiones para abaratar los costes de producción y tener más beneficio. Para mayor chulería, ahora la Comisión Europea se está planteando aumentar un 20% los niveles de contaminación. Ya nos pasó hace poco con el pepino: se transmitió una enfermedad y se acusó al pepino español y, después, resulta que era el pepino alemán. Se dieron cuatro perras a los agricultores españoles, muchos de ellos se hundieron y los agricultores alemanes se beneficiaron. Hace poco, gracias a un micrófono abierto, escuchamos que Angela Merkel llamaba a España ´mi zorra´. ¿Sólo cabe pleitesía y resignación al imperio alemán?