Algunos científicos contemplan la posibilidad de prolongar la vida hasta los 150 años frenando el envejecimiento celular. Ya se experimenta con ratones. ¡Si Malthus levantara la cabeza! Preguntaría si se pueden generar recursos para atender a la población resultante. Los «20 años no es nada» del tango se quedarían cortos, sería difícil vivir con tanto recuerdo acumulado y, lo peor de todo, cuando estuviéramos llegando al límite Artur Mas seguiría allí, imperturbable y estomagante, dándonos la matraca. Ante ese panorama yo creo que sería preferible centrar las investigaciones en prevenir o curar las enfermedades cardiovasculares o cerebrales que tanto dolor y muerte causan.