Ahora dicen de lo del dedo mágico que se está juzgando un simple error. Vale. Pero cuando uno se equivoca, pide disculpas, rectifica, y si es necesario, pone el cargo a disposición de€ Pero lo que no hace es ratificarse en el error en vez de reconocerlo. Porque entonces eso es prepotencia. Y la prepotencia ya no es un error sino prevaricación. La prepotencia es un defecto grave cuando quien lo exhibe repetidamente goza de un puesto preponderante, pues afecta a los más elementales principios democráticos. Es un problema personal que señala a la responsabilidad de sus actos, y eso no es un error. Si acaso, un error de la democracia el que pueda permitir en su seno actitudes antidemocráticas.