Ahí están, 253 padres sinodales con sus obispos y cardenales, una especie de junta general de accionistas del catolicismo que debate sobre la familia. Parece que no están dispuestos a admitir los puntos de vista innovadores y aperturistas de su jefe máximo, sobre todo en lo referente a que los divorciados pueden recibir los sacramentos y su contundente condena de la homosexualidad y el abuso de menores. Uno de los grupos más reaccionarios está encabezado por nuestro impresentable Rouco. Este papa es más aceptado fuera de su casa que dentro y los miembros del sínodo pretenden demostrárselo. Ha tenido que pedir la intercesión del Espíritu Santo. Y es que, querido Francisco, con la Iglesia has topado.