Como los confesionarios de las iglesias, a veces el mostrador de una tienda sirve para desahogarse. Una maestra de niños de 10 años me revela angustiada que sus alumnos no conocen nuestro pueblo, sólo el barrio donde viven y está su colegio. Ayer les hablaba a sus alumnos de la vieja noria ubicada en el Parque de La Compañía de Molina de Segura, que instalada por los Jesuitas en el siglo XVIII servía para regar sus huertos. Un monumento viviente de nuestra historia. ¡Qué tristeza: ninguno la había visto! En cambio, todos conocían una noria similar, de cartón piedra, que preside el centro comercial Thader€ Algún día tendríamos que reflexionar sobre dónde llevamos a pasear a nuestros hijos en el tiempo de ocio, porque no toda la culpa la tiene la tele, las video-consolas, los maestros, el Gobierno€