Decíamos ayer que la cercanía de la luz del sol eclipsa siempre la inmensidad de las estrellas. Esto ocurre también con el patrimonio de Cartagena, una ciudad con un pasado deslumbrante donde, a poco que escarbemos, nos encontramos con el brillo de la historia que ilumina el presente, pero corre el peligro de hacer que olvidemos que, allende las murallas de la ciudad, hay muchos tesoros por descubrir.

Y es que nuestra comarca natural, que los romanos llamaban campo del esparto, pese al paso del tiempo y, sobre todo, la ignorancia, indolencia y dejadez de las gentes, clama, en silencio, por mostrar una riqueza paisajística, arquitectónica y cultural no menos importante ni menos necesitada de ser conocida, protegida y puesta en valor.

No nos podemos permitir la pérdida del patrimonio rural, con sus molinos de viento, ermitas, monasterio de San Ginés de la Jara, caserones, casas de labranza, bodegas, almazaras, aljibes, norias€ Son nuestras raíces, nuestra historia, pero también son un tesoro para el presente y el futuro.

Con menos mimbres, en muchos lugares del orbe civilizado, aprovechan el patrimonio rural para la industria del turismo. No sólo hablamos de gastar en proteger y rehabilitar, hablamos de ganar en belleza, en conocimiento, en cultura y, además, en economía.

Estamos, sin duda, ante la última oportunidad de no perder para siempre la ocasión de completar la riqueza monumental y arqueológica de una ciudad como Cartagena, con el diseño de variadas y muy interesantes rutas por el patrimonio rural.

La Liga Rural del Campo de Cartagena, desde hace unos años, viene emprendiendo una labor quijotesca pero necesaria, repitiendo incansablemente que estamos dejando morir a la gallina de los huevos de oro, por no decir que literalmente se la mata a ladrillazos o es arrasada para que no moleste a las grandes explotaciones de agricultura intensiva.

Durante los próximos días, con la coorganización de la UPCT, este colectivo de defensa y promoción del legado de la zona rural, pone en marcha el IV Congreso Nacional de Etnografía del Campo de Cartagena. Participarán grandes expertos de nuestra Región y de España, como Salvador Rodríguez Becerra, catedrático de Antropología Social de la Universidad de Sevilla, que presentarán sus trabajos de investigación sobre todo este gigantesco y olvidado legado que no nos podemos permitir desconocer ni desdeñar.

El evento tendrá lugar en la sede de la Facultad de Ciencias de la Empresa, en el antiguo edificio del CIM, desde el jueves por la mañana hasta el sábado al medio día. El Congreso Etnográfico será la sede donde se presente un documental sobre molinos de viento, iniciativa de la Liga Rural y realizado por la Fundación Integra con el patrocinio de la Consejería de Cultura de la Región de Murcia. También se inaugurará "Hereditas. Legado al viento", una exposición fotográfica, del que aquí escribe, y no faltará un homenaje a tres investigadores, escritores, conservadores y recopiladores de nuestra riqueza etnográfica: Anselmo J. Sánchez Ferra, Gregorio Rabal Saura y Luciano Martínez Ros. Finalmente, el sábado los congresistas marcharán de ruta por la Comarca, con visita a caserones y paisajes de la zona rural.

Lo que el viento se llevó ya es mucho, pero aún hay esperanza para quienes nos empeñamos en que la fuerza eólica mueva esos viejos gigantes de vela latina y renueve el patrimonio de la Comarca.