En todos los años de mi existencia deambulando por este mundo, no he encontrado, o por lo menos no lo recuerdo, que nadie presuma de ser malo y de hacer las cosas con maldad; todo lo contrario, siempre presumimos de ser buenos, de hacer la cosas bien, y es siempre el otro quien actúa mal. Una pregunta que nos podemos hacer es: si todos decimos que somos buenos, ¿por qué existe tanta maldad? Tal vez sea porque somos incapaces de amar, de pedir perdón, de reconciliarnos, de luchar por la justicia, la paz y la libertad, de mostrar ternura y bondad. Pero esta incapacidad se traduce en la capacidad para la avaricia, la codicia, el poder y la violencia. Quiero creer que vayamos creciendo en capacidad de sensibilidad y hacer el bien.