Hace unos días me di cuenta de que los periodistas hemos perdido algo el norte cuando tratamos las informaciones que debemos publicar. En un periódico nacional, un redactor edita la noticia de unos chavales que se caen mientras atravesaban un puente en Nueva Zelanda y lo graban en vídeo. El interés, obviamente, estaba en ver la secuencia, pero al redactor se le olvidó que, tras el visionado, el lector reclama algo más. ¿Qué ocurrió después? ¿Hubo algún herido? ¿Han cerrado el puente? ¿Ha habido más accidentes en el mismo sitio? Esto es solo un pequeño ejemplo. Los periodistas olvidamos que lo básico de nuestro trabajo es responder las preguntas que cualquier persona se haría. Esto de la inmediatez informativa ha nublado los ojos de los profesionales y algunos creen que ofrecer algo impactante debe ser suficiente para el lector. «... un buen periodista ha de tener verdadera curiosidad por los temas que está tratando», dice la periodista Rosa Montero. Da igual lo relevante de la información, demos al público todas las respuestas. Si no es así, no nos merecemos seguir en este