La solución -ocho millones de euros- era aparentemente sencilla, pero había que cosecharla y, si bien es cierto que los gobiernos tienen tendencia a la generosidad cuando se acercan unas elecciones, el trabajo desarrollado por el equipo de Pedro Antonio Sánchez para conseguir el abaratamiento del agua desalada para el campo ha dado sus frutos después de más de un año de negociaciones intensas. Da pereza insistir una y otra vez en la ejemplaridad de los regantes murcianos a la hora de extraer del agua hasta el último recurso para multiplicar el PIB regional cada año, pero en otras regiones españolas el mensaje que ha calado por el discurso político y cainita -de todos los bandos, aquí no hay excepciones y todas las siglas están emponzoñadas cuando se abre el debate del agua- nos ha dejado marcados como si nos regalaran algo. Anteayer, una estadística de un instituto tan poco sospechoso como el INE volvía a evidenciar el extraordinario uso que se hace en esta comunidad del agua al publicar que los agricultores murcianos son de los que menos agua de riego usan. No hace falta que recuerde en qué posición está la Región en cuanto a la producción agraria nacional. Estos son hechos, no interpretaciones. Los 146.000 usuarios del trasvase Tajo-Segura y más de 200 empresas y cooperativas de la Región que se beneficiarán de la subvención del precio del agua desalinizada para su uso agrícola mientras dure la sequía comenzaron el viernes a respirar sin la angustia que se percibía de las declaraciones de sus representantes, que han sabido jugar sus cartas en un escenario que es muy complicado por el exceso de intereses de todos los jugadores. La medalla colectiva ganada a pulso por los integrantes de la Mesa del Agua -José María Albarracín (CROEM); José Manuel Claver (SCRATS); Juan Marín (Proexport); Santiago Martínez (Fecoam); y de Miguel Padilla (Coag)- y del Gobierno regional, con el presidente y la consejera Adela Martínez-Cachá, podría, incluso, servir de referencia para demostrar a otros sectores pujantes de nuestra economía que es posible trabajar en una dirección unívoca cuyos resultados están a la vista. Ojalá sea el comienzo del fin de un problema crucial para la Región: la falta de agua. Nadie se puede dormir.

Las generales de la Navidad

¿No tienen la sensación de que en este país estamos en un estado electoral permanente? Cuatro consultas vamos a tener este año. No existe ningún precedente reciente en el que la fecha de unos comicios coincidiera con las entrañables (u odiadas) fiestas de diciembre. A dos días del sorteo de Navidad y de que los escolares comiencen su vacaciones; pocos días después de que los pensionistas y los funcionarios hayan cobrado la paga extra; a escasos días de que lleguen Papá Noel y los reyes Magos. Quien haya tenido la ocurrencia del 20-D se ha apuntado un tanto. Será bonito ir a votar con todas las lucecitas navideñas encendidas. Puede que incluso, y sin que sirva de precedente, nos creamos las promesas electorales.