Bueno, la capacidad de asombro no termina nunca. Tras meses tirándole a la línea de flotación de su jefe empresarial, con actas notariales, follones y todo tipo de siembra negativa, Antonio Betancor se arrejunta con Pedro Pablo Hernández en una única candidatura a los órganos de poder de la Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales de Cartagena (COEC). Hasta ahí todo podría ser algo natural en un proceso de disputa electoral; dos que quieren el mismo sillón y que terminan entendiéndose; pero aunque así haya sido, el tufo que desprende el rápido acuerdo da mucho que pensar. Algo no encaja.

Veamos. Betancor es un hombre inteligente, emprendedor, hiperactivo, impulsivo, valiente y simpático, aunque a veces le pierde su grandeza y ligereza bucal, al que el propio Pedro Pablo metió en su equipo como uno de los cinco vicepresidentes que tiene la COEC; aclaro que todos ostentan el mismo rango por no estar definida la numeración jerárquica de las vicepresidencias. Ya desde sus principios, el convidado a participar de la mesa del banquete directivo empresarial se mostró gallito y con ganas de destacar, lo que le llevó a meter la pata más de una y cuatro veces, pero nunca se le entendió como un defecto, sino como el proceso de alguien que quería demostrar su valía pero aún estaba muy verde.

Pero por lo que parece, junto a ésta espontaneidad natural de reacciones frescas, propias de la juventud, ha debido incubarse un descontento con las actuaciones y actitudes de su presidente, que termina por aflorar con la proximidad de las elecciones empresariales.

Es en este momento cuando Antonio Betancor se destapa y acusa a su presidente Pedro Pablo Hernández de supuestas falsedades, mentiras y desacuerdos, cuestionando el modo de actuar presidencial, paradójicamente del que él mismo había sido partícipe directo durante casi cuatro años sin decir ni pío; eso sí, hay que reconocer en su favor que ahora está dando la cara de forma valiente y pública, aunque con unas formas poco ortodoxas que no gustan en el mundillo empresarial.

Betancor hace su peregrinaje particular por los empresarios directivos en busca de votos, consiguiendo algunos apoyos, destacando el de la hostelería y un empresario de la construcción. Hay quienes dicen que también tenía el favor del alcalde, mi héroe de Cavite, Pepe López, tratando de hacer creer que el candidato Betancor era su hombre en el camino hacia la presidencia de la COEC, pero nada mas incierto.

El alcalde de Cartagena animó a presentarse a Betancor, como lo hubiese hecho con cualquier otro candidato que hubiese decidido optar a las elecciones empresariales.

Doy fe de que a un servidor también le animó a presentarse, como a otros tantos empresarios. Por lo tanto la intervención del alcalde es tan solo testimonial de apoyo al enriquecimiento de la democracia y la participación en un proceso electoral de todos los empresarios. A él lo que le importa es la prosperidad de Cartagena, no que sean galgos o podencos.

A lo largo de este proceso electoral, que oficiosamente comienza desde que Betancor anuncia su intención de presentarse a la presidencia de la patronal, las encuestas y sondeos le han venido dando una clarísima ventaja a Pedro Pablo, siendo en estos momentos una ventaja demoledora.

Por esa razón, corren por las vías de los AVES informáticos todo tipo de malestares y especulaciones sobre las razones que le han llevado a Pedro Pablo a negociar con Betancor cuando éste ya no tenía ninguna oportunidad para ganar.

Y mucho más cuando, falsa e interesadamente, 'alguien' filtra interesadamente por ahí que se ha negociado un acuerdo de traspaso de la presidencia, algo tan incierto como imposible, pues los estatutos de la Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales de Cartagena (COEC) no recogen tal supuesto.

La presidencia de la patronal cartagenera no es traspasable a un vicepresidente, la única forma de acceder a tal cargo es mediante elecciones o reforma de estatutos. Quizás se pueda pensar que todo esto es buscando «la unidad empresarial», pero no es creíble dado que mas del 90% de los empresarios no comulga con Betancor, lo cual no quiere decir que todos quieran a Pedro Pablo, pero a éste lo votarían antes que al otro, del que no comparten sus formas y actuaciones como candidato y menos como futuro presidente que les tiene que representar.

Lo cierto es que la gran mayoría de los empresarios no terminan de digerir el escandaloso pacto contra natura, opinando que si la unidad empresarial ya estaba garantizada antes del arrejuntamiento, no hay una razón clara y creíble para que Pedro Pablo le haya dado agua y todo tipo de manjares al enemigo.

¡Ya puestos que le den ya la presidencia!..., y nos vamos todos de la COEC, decían algunos. Incluso los menos beligerantes y sin ganas de muchos follones, dicen que lo que sea antes que no tener que decidir, mientras otros opinan que verían como muy positivo y creíble un pacto con un tercer candidato de consenso de las partes.

Hay para todos los gustos, lo fácil es que se lo den todo hecho a los empresarios, lo complicado es posicionarse en uno u otro bando, pero lo que más le conviene a la patronal y a los intereses del mundo empresarial es que el proceso sea abierto, democrático y con muchos candidatos.

El consenso entre candidaturas cuando entre ambas existen ideas afines o cercanas es el estado idóneo y el que todos los empresarios desean, pero parece que éste no es el caso. Los pactos entre rivales distanciados en todo nunca son buenos y siempre acarrean cismas y enfrentamientos. Lo ideal, con candidatos tan dispares, es que uno gane y otro pierda.

Entonces, ¿qué pasa?, ¿cuál es la razón o razones para ese innecesario abrazo de Vergara entre los candidatos por una aparente falsa unidad?, ¿qué le pasa a Pedro Pablo?, ¿todo esto es un error de sus asesores y negociadores?

¿Es un acierto pleno de quien estando derrotado ha conseguido una vicepresidencia que tenía perdida, más otra para el mentor de su estrategia, para desde esa posición de privilegio ir minando hasta cargarse al presidente a la primera ocasión que se les presente....?

No sé, no sé, pero cuando apenas han cerrado un pacto y ya empiezan a correr por los mentideros cosas inciertas e inviables, propiciadas al parecer por una de las partes que mejor sabe utilizar la intoxicación, me da que éste abrazo huele al beso de Judas?, y ya se sabe cómo terminaron el besado? y el besucón?. Ellos sabrán.