Somos lo que pensamos. Lo que tenemos entre oreja y oreja es lo que nos define, en gran parte. Nuestro físico también, pero esos son otros cantares (además, suele ir acorde a lo que sentimos, creemos y seguimos). Actuamos según lo que pensamos. Pensamos y luego actuamos? casi siempre? porque hay momentos en los que la acción se nos adelanta.

Hoy nos quedaremos en el primero de los supuestos, porque en estos días ha caído en mis manos un libro de los denominados antiguamente de-auto-ayuda, hoy definido como de auto-conocimiento, en el que su autor, Javier Iriondo, afirma que «no eres lo que tienes, lo que haces ni lo que los otros piensan de ti; eres tus pensamientos, tus sentimientos y tus valores, aquello que defiendes, tus principios. Eres lo que das, eres energía y otras muchas cosas». Si uno se para a pensarlo, tiene bastante sentido.

Ciertamente los límites de nuestra vida los ponemos nosotros mismos, incluso cuando no nos damos cuenta. Podremos excusarnos en las opiniones ajenas, pero al final es nuestra responsabilidad dejar que la información fluya o no, así como el modo en que dejamos que nos gobierne. Así pues, esos límites que nos autoimponemos no se gestan en otro lugar que en nuestra cabeza.

En todo esto pensaba ayer mientras leía una entrevista que le hacían a Pastora Soler en un diario nacional, donde la cantante se define ahora como madre, no como artista. Como saben, hace casi un año esta mujer se bajó de los escenarios por culpa del denominado mal del miedo escénico. Ni pistolas ni escopetas. Lo que viene a confirmar que esta artista de gran talento vocal construyó en su mente una enorme barrera entre el público y ella que la llevó a salirse de debajo de los focos. Si lo hizo sola o la acompañaron en el camino es información confidencial, pero de lo que no cabe duda es de que ella y nadie más fue quien frenó en seco su carrera.

Cuánta gente de enorme talento termina echando por tierra sus grandes capacidades por la falta de fe en sí misma, pues como dice Iriondo «podemos conseguir lo que nos propongamos» siempre y cuando «creamos que podemos hacerlo». De ahí que a pesar de que tener la tasa de superdotados más alta de España es una gran noticia, lo sería aún más que tanto a estos niños como a los que son 'normalitos' se les dotara de la herramienta que más les va a ayudar a triunfar en la vida y con la que los colegios de prestigio de todo el mundo ya cuentan: la inteligencia emocional, que no viene a ser otra cosa que el dominio de nuestros pensamientos. Pero, claro, no había yo caído en que en este país lo que menos desean los que nos gobiernan es que pensemos, así que olviden ustedes todo lo que han leído? no sea que rompan con sus limitaciones.