¡Cómo han cambiado las fiestas de los pueblos! Soy descendiente de comerciantes por los cuatro costaos „de merceros por parte de padre y de panaderos por parte de madre„ y he crecido escuchando historias de fiestas pasadas. Por ejemplo, el Ayuntamiento asignaba „sin derecho a réplica„ un músico de los que acudían a amenizar las fiestas a cada comerciante de la localidad. Durante los cuatro días que duraba los fastos en honor a la Patrona debían darle ´cama y mesa´ al artista en su casa. Ni la miseria de la posguerra ni las arcas vacías de los Ayuntamientos lograban que se fueran al traste las ganas de fiesta del personal.