Debo ser una de las pocas personas de por aquí que ha visitado en alguna ocasión el Parque Natural del Delta del Ebro. Les diré: es un paraíso. Extensos arrozales, aves acuáticas, caminos rurales entre lagos y humedales, pasarelas y miradores de madera, pueblos pequeños, playas magníficas€ y muy poca construcción. Hay incluso una manga en la parte sur que no tiene más que un camino de arena pisada en el centro y nada, absolutamente nada, a ambos lados. Como nuestra Manga cuando era un territorio salvaje. En alguna pared, un cartel que dice «no al transvasement». ¿Quién querría poner en peligro un patrimonio así?