El puente del Pilar se destapó como una espléndida oportunidad para descubrir algunos de los tesoros que custodia la Región de Murcia, como es la vertiente de Sierra Espuña que abraza Totana. Nueve amigos nos sumergimos el domingo en una mañana montañera y perseguimos la senda de la Santa (Eulalia) hacia el majestuoso santuario medieval. El marco de los parajes de la sierra es inmejorable. Fueron quince kilómetros de ruta y más de cinco horas de naturaleza alejados del ruido y del estrés, sin móviles y sin nuestra tensión cotidiana, desintoxicados con aire puro. Hay veces que nos obcecamos con asuetos excéntricos cuando la sencillez siempre es una virtud: basta una escapada al monte para desconectar e incluso revitalizar el alma. Sumémosle la buena compañía, las imprescindibles risas y si se remata con un kebab totanero a la bajada de la montaña, el plan es impecable. Por eso, a ellos, al guía totanero de adopción y a la amiga casi ex oriolana: gracias.