Lo típico. Estuve el lunes pasado en la cola del paro y salió El Tema. O sea, la confluencia. Unos defendían la Hipótesis Podemos, otros el enfoque En Común. Empezó el clásico intercambio de puñales verbales: que si núcleo irradiador, que si pitufos gruñones, que si postmodernidad, que si mochila. Pero con cariño, eh. Un pater familias de 50 años, parado de larga duración para más inri, hizo un chiste muy bueno sobre la lista de Tania y la lista de Pablo que no veas cómo nos reímos.

El martes por la tarde, reu de la PAH. Punto único del orden del día: el fracaso de Catalunya Sí Que Es Pot y sus repercusiones en el 20D. Una lectura en clave gramsciana. Estuvo interesante. Lo mejor, la recontextualización de Chantal Mouffe que hizo una señora de Los Rosales que ya iba por el sexto intento de desahucio. Por cierto que el séptimo lo tenía el jueves pasado. ¿Qué habrá ocurrido con ella al final? Como no tiene whatsapp no le podemos preguntar.

Unos días más tarde, en el reparto de alimentos de primera necesidad de Cáritas, intenso debate: ¿ha malvendido Juantxo la credibilidad de Equo a cambio de un puesto de salida con Podemos? Polarizando la postura pro-Juantxo, una pareja joven con cuatro hijos. En contra, una anciana con una pensión no contributiva de 416 euros. Al final se llegó a un documento de consenso: realpolitik ecológica real ya, o algo así, se llamaba. Se aprobó por la mínima, y menos mal, porque justo después se nos comunicaba que el palet de leche que quedaba se había podrido y que no habría más hasta mediados de mes. La pareja y la anciana se despidieron sin embargo con la sensación de haber acercado posturas, de haber aportado algo de luz sobre el intrincado asunto de lo de Equo.

„¿Acho en serio?

Claro que no. Nadie habla de estos rollos fuera de nuestros tristes círculos de diletantes y sofactivistas. Como mucho, alguien desliza una mención despectiva de pasada sobre nuestra división, nuestra irrelevancia, nuestro fundamentalismo, nuestra desconexión con la realidad. Que vamos a volver a perder, dicen. Que vamos a fallar el penalti que pitó la crisis contra nuestro triste régimen. Y que después saldremos con que la culpa la ha tenido el viento. Eso dicen. Pero como no salen por Facebook, pues no lo oímos, y así podemos seguir hablando tranquilamente de quién representa de verdad, pero de verdad de la buena, pero éste sí que sí, a la gente.