Ahora que estamos a principio del curso académico universitario, y que hasta el mismo rey, el de verdad, no el que lo es y no lo es, viene a Murcia a animarnos para seguir con la labor docente y decente, se me ocurre hablar de algo tradicional y, en ocasiones, de muy mal gusto, como son la novatadas.

Sabido es que están proscritas, y no sólo en España, también en EE UU, donde el 85% son consideradas delitos, o en Francia, en que desde 1998 son delito también, dependiendo, claro está, de la clase de novatada. Y, sin embargo, se llevan a cabo, sobre todo en los colegios mayores, destacando algunos y en determinadas ciudades, y no me refiero a nuestra Región, por su alto riesgo. Desde las duchas de agua fría, pasando por el desfile nocturno en ropa íntima, hasta lavarse los dientes con la escobilla del váter, son hechos no sólo impresentables sino incluso en ocasiones delictivos.

Las infracciones criminales más frecuentes en las que pueden incurrir los llamados veteranos que se pasan en sus funciones de graciosillos son: a) delito de coacción, cuando a la fuerza obligan a un novato/a a hacer cosas en contra de su voluntad; si encima éstas son denigrantes para la dignidad humana pueden incluso ocasionar un daño moral, indemnizable a la víctima; b) delito contra la integridad moral, al provocar un atentado a su independencia y libertad individual, como cuando se obliga a dormir dos días con la ropa húmeda; c) delito de detención ilegal, si le obligan a permanecer en un sitio, verbigracia encerrado en un armario, sin salir durante un determinado tiempo; d) contra el honor, como hacerle salir vestido de forma inhumana a la calle; e) contra la intimidad personal, como obligarle a pasear desnudo o en ropa interior; f) amenazas para no aceptar sufrir un daño corporal; g) contra el patrimonio, si se obliga a dar donaciones a los veteranos en efectivo o a pagar comidas o regalos; y, h) hasta contra la libertad sexual, cuando se obliga a realizar besos o tocamientos a la fuerza. Todas estas conductas pueden llevar acarreadas penas de cárcel y, por supuesto, de multas.

Pero ¿saben cuáles son las novatadas más frecuentes? La número uno consiste en obligar al novato/a a ingerir alcohol con un embudo, beber vinagre o a usarlo como cenicero. A partir de ahí, ya cualquier cosa puede ser, como, por ejemplo, depilar las piernas a los hombres o rapar el pelo a las mujeres, colocarles grapas en la piel, pasar por un pasillo mientras se le arrojan huevos y harina, pintar un testículo de verde y otro de rojo para que hagan de semáforos, colocar fotos embarazosas en la red, dar tartazos, hacer de servidores personales a los veteranos, etc.

En fin, que gracias las justas. Claro, que tampoco hay que demonizar las novatadas, pues algunas bromas no sólo son graciosas sino que también sirven para introducir a los nuevos en grupos y amistades universitarias, O sea, que todo en su justo término, como la vida misma. Ni cometer delitos, humillaciones, vejaciones o coacciones, ni tampoco impedir que una buena juerga universitaria se lleve a cabo.

Así, si en estos días ven a algún novato universitario vestido de Mas, no es una broma ni lo está pasando mal, sino que está demostrando lo independiente que es. Otra cosa es que lo vistan con un pijama a rayas y una bola arrastrando del tobillo; eso ya no tendría gracia, pues además de que ya se encuentra en desuso esa forma de cumplir penas, puede ser una premonición que a nadie le deseo.