Cuando José Ramón Sandoval fichó por un Granada desahuciado el pasado 1 de mayo, solo Quique Pina sabía lo que iba a pasar. «Es imposible que bajemos», decía el murciano. Y su pronóstico se cumplió. El entrenador madrileño consiguió en las cuatro últimas jornadas lo que Joaquín Caparrós, primero, y Abel Resino, después, no habían logrado en 34. Tres victorias consecutivas, una de ellas dos días de asumir el mando del banquillo nazarí y otra en el complicadísimo estadio de Anoeta (0-3), daban alas a un Granada que en los 34 partidos anteriores solo había sumado cuatro triunfos. Se lo repito por si siguen digeriéndolo: el 43% de los encuentros ganados por los andaluces llegó en el último mes de la competición. Para confirmar el milagro se cerraba la Liga con un empate ante el Atlético de Simeone. Sandoval, decían los expertos, era la clave del éxito. Pero el nuevo inicio liguero ha despertado las dudas de incrédulos como una servidora. Porque en siete jornadas, el Granada solo ha logrado un triunfo y es colista. ¿Nos contará algún día Quique Pina el verdadero secreto del milagro de la salvación?