En este asunto del AVE, donde todos se muestran partidarios de su pronta resolución pero solo algunos aportan soluciones prácticas, descubro escasa credibilidad y poca coherencia en los argumentos empleados por quienes, aún, siguen en sus trece de obstaculizar la terminación de la obras en su llegada a la capital de la región. A veces, quizá demasiadas, el pensamiento estricto de la posición política utiliza un lenguaje inapropiado para justificar determinada actitud. Esto se traduce en falta de credibilidad „y nula coherencia„ en el mensaje emitido. No siempre resultará ventajoso servir a los intereses del propio partido político, pues derrotar por el camino que nos lleva a contemplar sin ambages el interés público, a la larga, como noble actitud, ha de tener su recompensa.