Es lo que se preguntaba el lunes un camarero mientras servía unos cafés a unos clientes en una terraza de la calle Trapería. A juzgar por lo que dicen unos y otros, parece que así ha sido. Ha ganado el sí, el no y todo lo contrario. Vence el independentismo, el antiindependentismo, el catalanismo, el españolismo, la tercera vía€ El que no se consuela es porque no quiere. Incluso el PP, que se ha dado otra ´hostia´ monumental (Rita Barberá), y ya van cinco (Aznar), y que ya es casi extraparlamentario en Cataluña, se muestra satisfecho por los resultados de los comicios. Se refieren, claro está, a los de los demás. Porque si fuera por los suyos, hace ya un par de días que estaría proclamada la independencia en Cataluña.

Si leemos los resultados con un mínimo de objetividad, lo que se deduce más bien es que hemos perdido todos. Si algo ha quedado claro es que en Cataluña hay un problema más gordo que el que algunos quieren ver. Un problema que no se va a solucionar ni con la huida hacia adelante, surrealista y esquizofrénica, de unos, ni con la parálisis extemporánea de otros. Estamos ´condenados a entendernos´, decimos nosotros una vez más. Lo mismo que proclaman los números de estas elecciones autonómicas/plebiscitarias, en las que las fuerzas independentistas han obtenido más escaños que el resto, pero menos votos. En el fondo, los convergentes secesionistas recuerdan a los hijos que se quieren independizar de los padres para lo bueno, es decir, para hacer lo que les dé la gana, pero seguir disfrutando de las comodidades que ofrece la casa familiar.

Tampoco ganamos todos los murcianos, como quieren hacernos creer algunos, con la llegada del AVE sin soterrar a Murcia. ¿Dónde queda el pacto de 2006, firmado por todas las fuerzas políticas murcianas, que buscaba impedir que la ciudad quedara divida en dos, abierta en canal por un nuevo muro de la vergüenza? ¿Qué credibilidad ofrece el nuevo pacto firmado ahora por el PP y Ciudadanos, y secundado por el PSOE, prometiendo un soterramiento por fases, si el anterior se lo han pasado por el arco de triunfo?

Como en Cataluña, también en Murcia se ha formado un Junts pel Si Allí para prometer una Arcadia feliz una vez conseguida la independencia. Aquí, la California de Europa cuando llegue el AVE como sea. Oyendo a los voceros del Gobierno regional hablando de los miles de puestos de trabajo que se van a crear, de la riqueza que se generará, de los millones de turistas que vendrán, de las perdices que vamos a comer, hay motivos para plantearse si no estamos ante un nuevo Corvera. Ante una descomunal campaña propagandística, de tinte preelectoral. Porque hay que ver las veces que hemos oído esa cantinela con el Aeropuerto, la Paramount y otras ocurrencias.

Uno, que no es ningún antiAve, sino todo lo contrario, puede coincidir con los del «Ave Ya (como sea)» en que en ningún caso podemos renunciar a la Alta Velocidad en la región. Pero ahí se para la coincidencia. El «Soterramiento Ya» es inaplazable. Por lo que el Gobierno regional, en lugar de dividir a la región, como hace el catalán con propuestas partidistas, debería abanderar una plataforma ciudadana que aquí podría llamarse «Juntos por el Ave soterrado ¡ya!». Una plataforma que agrupara a todos los murcianos para conseguir lo que han conseguido otras ciudades. Que la llegada de una infraestructura necesaria no parta la ciudad en dos, no seccione por la vía de de los hechos a una parte de la ciudad de su centro urbano, administrativo e histórico. Para que no ´independicemos´ y condenemos al destierro a unos barrios que son tan murcianos como los que más.

Sólo la fuerza de la unidad podrá ´doblegar´ a un Ministerio de Fomento que está aprovechando la división de la sociedad murciana para imponer un proyecto incompleto y por lo tanto más barato. Aceptar posponer el soterramiento sine die, apostar por el ´después ya veremos´, no es defender los intereses de la región. No gana Murcia con el pacto PP-C´s por el AVE, sobre el que por cierto aún no se ha pronunciado Fomento.

La huidas hacia adelante lo que provocan, en realidad, como ha ocurrido en Cataluña, es que perdamos todos.