Tenemos nuestra conciencia adormecida, anestesiada, no reaccionamos ante nada. Creo también que la conciencia está tan machacada que hemos arrogado la toalla ante la vida. Hace poco una familia, unos amigos con dos hijos, me decían que tenían problemas con el pago de la hipoteca y que habían decidido marcharse de su vivienda porque ya no podían más, que se iban a un piso pequeño que tenía sus padres. Les aconsejé que siguieran luchando por su hogar y que aunque se fueran, posiblemente el banco ejecutara el desahucio y les quedara una deuda que los iba perseguir de por vida. Me dijeron que se iban y ya está, que ya veríamos lo que iba pasar. Nos han machacado, hay que unirse desde el cariño y la fortaleza si queremos tener futuro.