La decisión de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de Ahora Madrid, de retirar a la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda la subvención directa de 61.200 euros destinada a sufragar al profesorado y talleres, ha levantado ampollas entre los aficionados a esta mal llamada ´fiesta nacional´. Pero lo que más sorprendió, al menos a los que estamos acostumbrados a la lentitud de la Administración, es la rápida réplica de la presidenta madrileña, la popular Cristina Cifuentes, anunciando su disposición a estudiar si la Comunidad de Madrid podría asumir esa ayuda que el Ayuntamiento retiraba. No estoy tan segura de que Cifuentes hubiera reaccionado con tal agilidad si la subvención anulada fuera destinada a una ONG, a un colegio o a un hospital. Son muchas las voces que recuerdan que hay prioridades más urgentes para un ayuntamiento que subvencionar a unos aprendices de toreros. Es más, deberían ser los propios aficionados y toreros quienes arrimen el hombro para asegurar el futuro de esta Escuela de Tauromaquia. La Administración tiene asuntos más graves y serios de los que preocuparse.