Pensarán ustedes que después del verano que me he escrito en estas páginas ando algo obsesionada con el tema de darle al torno, pero es que cuando se pone delante de mí una noticia como la que les traigo, me pasa como a Miliki, que no me puedo resistir. La cuestión es la siguiente: las felaciones con final en el estómago convierten a sus glotonas protagonistas en mujeres más felices, menos depresivas y con un 40% menos de posibilidades de contraer cáncer de mama. Casi nada.

Primera pregunta: ¿a quién, cómo y por qué se le ocurre realizar un estudio sobre semejante cuestión? Sin duda, a un norteamericano. Este en concreto lo llevaron a cabo investigadores de la universidad estatal de Carolina del Norte. Seguro que fue un tío, pensará más de uno, que harto de pedirle a su parienta sin éxito que le susurrara más de cerca a su herramienta sexual, decidió convencerla con datos y cifras. Pues no. La promotora, la doctora Helena Shifteer. Su gran frase: «Yo animo a todas las mujeres del mundo a que practiquen la felación y que ésta se convierta en la rutina más importante de su vida diaria». Lo dice y lo practica. Bien por ella y sus seguidoras.

La explicación científica se encuentra en la diversidad de hormonas de la felicidad y vitaminas que contiene el semen. Lo entiendo. El acto sexual es en sí mismo una actividad placentera y, por lo tanto, fuente de bienestar, qué duda cabe. Lo que no sabíamos es que la práctica en particular de la felación con ingesta promoviera tan importantes beneficios.

Pero no me es suficiente con las conclusiones del estudio que pueden leer en el blog Forum Psicólogos. Me asaltan las preguntas: ¿por qué no han incluido en la muestra de participantes a parejas homosexuales? Porque claro, si la ingesta la lleva a cabo un caballero, ¿no se beneficia de igual modo de sus increíbles provechos sobre la salud mental? Y si se trata de una pareja de mujeres, ¿están condenadas a la oscura insatisfacción de no tragar soldaditos? ¿Y por qué no dicen nada del que presta su herramienta y su semilla a tan loable fin? También él debe encontrarse bien de ánimo, sobre todo porque el antidepresivo ha de ser engullido al menos tres veces por semana para alcanzar los beneficios que se anuncian.

No crean que me tomo la noticia a broma, me parece de lo más serio, un importantísimo hallazgo. De hecho, celebro que se trate de una sustancia en la que las farmacéuticas no metan garra industrial€ aunque no me extrañaría nada que en breve las parafarmacias vendieran el producto convenientemente envasado y con grandes eslóganes que ustedes mismos pueden imaginar.