La otra noche era la una de la madrugada cuando salí del cine de ver la mítica película El mundo sigue. Llovía. Y mientras caminaba bajo el paraguas en busca de mi coche, con los ojos empapados de geniales fotogramas en blanco y negro, me congraciaba de no haber dejado pasar la ocasión de ir a ver en pantalla grande la película dirigida y protagonizada por Fernando Fernán-Gómez, rodada en 1963 y censurada por el franquismo el día después de su estreno. Han tenido que transcurrir 52 años para volver a ser proyectada en las salas. Estoy convencido de que, este año, en los Premios Goya, no se presentará una película que le llegue ni siquiera a los talones a esta joya. Si tienen ocasión, no se la pierdan; les ocurrirá como a mí: se congraciarán de ello.