Te afeitas a las cinco de la mañana y te pones el traje. Coges tus bártulos y rezas para que te toque un vagón con enchufe. La noche es intensa y antes de amanecer ya tienes una especie de jet lag murciano que te aturde para dos días. Un par de cabezadas y pérdida de la noción del tiempo, del día, del mes€ y después del cacharreo, con la seguridad de que te hayan salido unas cuantas canas, llegas a Madrid con la sensación de venir desde 1971. El día ya galopa hacia el mediodía. La gente está almorzando, cuando tú sientes que acabas de empezar pero los tiempos no cuadran. Llegas al sitio tarde y mal. Traje arrugado, ojeras y ya te ha salido esa barba incipiente. Ya se ha decidido todo, tragas, resoplas y a por otras cuatro horas de agujero en el tiempo para volver...

Esto, amigos, es el tren que no podemos seguir teniendo ni un día más en Murcia, medio millón de habitantes en área metropolitana, séptimo municipio más poblado de España, huerta de Europa y hogar de miles de mentes privilegiadas para los negocios, hoy y desde tiempos inmemoriales, frenada por un tren que parte todos los días desde hace cuatro décadas y no termina de llegar a ninguna parte. Un tren que no termina de sacarte de una Murcia desconectada, antigua, obsoleta. Un tren que es un ancla para toda la Región.

El AVE no es antónimo del soterramiento. Murcia no puede estar partida por una vía, y por eso ya tenemos (tardísimo, pero lo tenemos) una firma del ministerio para hacer el primer soterramiento integral de la llegada de la Alta Velocidad a Murcia. Sí, en cuatro fases y seiscientos kilos en la saca, y aún tendremos que esperar unos años. Pero sólo dos Romerías para no pararnos en el paso a nivel de Santiago El Mayor. Y lo más importante, sólo unos meses para ir a Madrid y competir con cualquiera en la reunión, sin barba de cinco horas. Y aquí podrán venir miles a congresos, a pasar el día, a comerse unas marineras. Desayunar en Sol, comer en Las Flores y cenar en Huertas.

El AVE es el AVE y el soterramiento, el soterramiento. No podemos quedarnos en el poco caso que nos han hecho, ni ser más soterramentistas que el propio soterramiento. Si un tipo viaja a Madrid tres veces al mes se pasa ahora mismo un día, 24 horas, metido en el tren de la bruja, cada mes. Doce días al año. Échale ñoras. Claro que nos vamos a Albacete, nos ha jodido.

El año que viene, con el AVE aquí, mientras empiezan con los túneles, el tipo ahorraría una semana de tiempo, que se dice pronto. Una semana para irse a Cabo Cope a descansar y disfrutar del pulpico seco, por ejemplo. Y con enchufe, sin traqueteo, sin parones ni tramos a velocidad de runner, sin averías, y sin ese olor a rancio setentero que nos engulle y nos deja en Madrid en la hora en la que ya se ha decidido todo, con el jet lag del Talgo cosido a nuestra alma.

No hemos ganado la batalla del tren. Entiendo que no nos creamos que hay una forma de empezar a enmendar un error histórico, doloroso y con el que hemos penado años larguísimos. El AVE ahora, 2000 puestos de trabajo, en dos horas y veinte en Madrid relucientes, y ahorramos una semana por año, amigos, eso es más de un mes de tiempo ganado cada año. #AVEMurciaYA y #SoterramientoYA son reivindicaciones complementarias, las dos necesarias, imprescindibles.

Vale.