«No me puedo creer, José Ignacio, por lo que te conozco, que no estés a favor de que llegue el AVE a Murcia lo antes posible». Así iniciamos una conversación hace unos días un amigo empresario y yo. Le cuento. Tienes que saber, que yo no sólo sí apoyo el AVE, sino que lo considero importante para Murcia, y exijo que llegue pronto. Entonces, me pregunta: «¿Qué lío se está montando, pues parece que unos quieren el Ave y otros no lo queréis?» Le informo de lo que sé con todo detalle y me contesta: «Pues vaya lío más tonto, no entiendo tanta polémica». Y concluye afirmando: «Qué pena que cuando se mete la política se estropean los proyectos y se perjudican los ciudadanos».

Lamento esa conclusión que puede ser generalizada y, aunque no es fácil, con toda humildad y a la vez con contundencia y responsabilidad, quisiera evitarla. Para ello, de manera clara y concisa quiero dejar claro tres puntos.

En primer lugar, la llegada del AVE es irrenunciable. No hay una parte que dice que sí y otra que no. Que es importante para Murcia y que ayudará a mejorar la economía€ Que sí, que en esto hay total acuerdo, lo contrario es un falso debate.

En segundo lugar, el soterramiento también es irrenunciable. Todos, incluso el PP, nos hemos manifestado a favor del soterramiento. Lo hemos reclamado en manifestaciones y escritos al ministerio de Fomento. Y además, aceptamos que se pueda hacer por fases, dada la complejidad del proyecto.

El tercer punto es, entonces, en qué no coincidimos: en que las obras del soterramiento se inicien por el principio, como es normal en cualquier obra, de acuerdo con el protocolo del 2006, que es un compromiso aceptado por todas las Administraciones: ministerio de Fomento, Comunidad Autónoma y Ayuntamiento de Murcia, con un proyecto que se adapte a este protocolo. El PP, sin embargo, quiere recortar el soterramiento y acortarlo, sobre la base de su proyecto de permeabilización, que es de supresión de pasos a niveles. Este último caso es el que propone ADIF, asegurando que es la primera fase del soterramiento.

Llegados a este momento, esta última opción tiene, a mi juicio, tres pegas. La primera, que es necesario el informe medioambiental del proyecto, para evitar problemas de legalidad, y no es cuestión baladí. La segunda, que hay que gastar en actuaciones que después hay que rehacer, por lo que es un dinero perdido y un ejemplo de ineficacia y derroche que no nos podemos permitir. Y la tercera, que al no empezar por el principio, la provisionalidad se puede hacer permanente.

Es que si no hacemos lo que dice ADIF, el AVE se retrasa, nos amenazan. No es cierto, porque los técnicos nos dicen que el AVE puede llegar y pronto con las actuaciones pertinentes. Ahora bien, y que quede claro: las obras del soterramiento deben haber empezado desde el principio con la certeza absoluta de su finalización.

Por tanto, que llegue el AVE y que el soterramiento se haga de acuerdo al proyecto integral, adecuadamente y desde el principio, son los dos objetivos compatibles e irrenunciables. Y me pregunto: ¿por qué los responsables políticos del Ayuntamiento y de la Comunidad Autónoma no aprovechamos la fuerza de toda una sociedad para exigir a Fomento que se cumpla el compromiso del 2006? ¿No es ya la hora de que Murcia reciba lo prometido? Aunque sea un poco iluso, sigo creyendo en que es posible actuar a partir de lo que nos une y no de lo que nos separa. Los que tienen el poder tienen mayor responsabilidad de intentarlo y de conseguir la voz única de toda la sociedad. La discusión y la polémica partidista y excluyente en los grandes proyectos es un camino para no resolver el problema pueden ofrecer un rédito electoral a quien la promueve. En Murcia lo sabemos muy bien con el tema del agua. Dice un proverbio chino que el sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él. No seamos necios y actuemos con sabiduría.