erá porque la cercanía del otoño contribuye a la nostalgia, pero ultimamente me he dado cuenta de que echo de menos muchas palabras que, poco a poco, hemos ido dejando en el olvido. Una de mis favoritas es companaje; o lo que es lo mismo, el fiambre que se acompaña con pan. No sé por qué se ha reducido su uso cotidiano, pero es una pena. Si hay algo que maravilloso que tiene el castellano es que tiene una palabra para describir casi cada cosa, dándole matices. Pero me temo que estamos perdiendo poco a poco los matices entre anglicismos y economía del lenguaje. También echo de menos el taquillón; ese mueble que se pone en el recibidor de las casas y que, como remarca la RAE, tiene poca capacidad y es decorativo. Las casas están llenas de taquillones a los que la gente ya solo llama ´el mueble del recibidor´. Que además de ser más largo tiene mucha menos personalidad. Mi lista de palabras olvidadas es larga. Yo he decidido aportar mi propio granito de arena contra la desaparición de estos bonitos términos y los usaré siempre que pueda. ¿Echan ustedes de menos alguna palabra? Pues hay que decirlas más.