No sé qué ocurriría hoy día si un inspector de Hacienda o de Trabajo entrara en una tienda y sorprendiera al hijo de ocho años del mercero trabajando detrás del mostrador; o si encontrara en un bar a un niño de la misma edad limpiando mesas o, subido en una silla, tirando cervezas en el serpentín; o en una huerta, recolectando melocotones bajo un sol de justicia€ No hace tantísimos años éramos muchos los niños que al salir de la escuela echábamos un par de horas en el pequeño negocio de nuestros padres. No conozco a ninguno que quedara traumatizado por ello. Entre otras muchas cosas, aprendimos a valorar el trabajo que ellos hacían y supimos cómo se ganaba el dinero que entraba en casa. No sé si, hoy día, esa actividad sería considerada explotación infantil, no sé cómo responderían ante una situación así los inspectores.