El debate acerca de si el fin justifica los medios es todo un clásico y seguirá siéndolo porque obliga a reflexionar sobre objetivos e instrumentos, fondo y forma, ética y estética. El fin de cualquier partido político es gobernar para realizar sus proyectos. Unas elecciones generales sin mayorías absolutas son un momento crítico.

El PSOE es un gran partido con 136 años y debe meditar profundamente sus decisiones estratégicas. Es absurdo apoyarse en nacionalismos radicales (así le fue cuando lo hizo en Cataluña) y si nunca ha mantenido actitudes demagógicas y populistas parece improcedente aliarse con demagogos confusos.

Puede resultar mejor „para militantes y votantes„ dejar pasar una ocasión y esperar otra más adecuada.