Esta sección se vuelve hoy más dulce que nunca para recordar la trayectoria de una de las fábricas de chocolate que comenzó a funcionar en nuestra ciudad en el siglo XIX, y prolongó su actividad hasta la segunda mitad del XX. El primer propietario de la fábrica, que estaba situada en la plaza del Parque, fue el rico industrial José María Artés, persona caritativa, presidente de la institución benéfica Tienda-Asilo San Pedro y a quien se le recuerda en nuestra ciudad con la plaza que lleva su nombre.

A su fallecimiento otro comerciante local Francisco Catá Dorda, heredando la marca Chocolates Artés, reformará en 1900 la fábrica bautizándola con el nombre de Nuestra Señora del Carmen. Del proceso de elaboración y los ingredientes recalcaba el periódico local El Eco de Cartagena lo siguiente: «Desde el tostado del cacao, hasta que dicho artículo va a los moldes, una pasta finísima, en cuya confección no entran otras materias más que la que reclama el verdadero y legítimo chocolate, es decir cacao, azúcar y canela».

De dicha fábrica salían unos chocolates de primera calidad que tuvieron repercusión a nivel internacional y obtuvieron sendos premios. En 1902, en la Exposición Nacional del Trabajo celebrada en París recibieron medalla y diploma de honor, y en la Exposición Internacional de Viena el galardón fue la medalla de oro. Entre los productos elaborados podíamos encontrar, además de chocolate y bombones, cafés con las denominaciones caracolillo, moka y Puerto Rico.

Una de las operaciones de marketing llevada a cabo por el señor Catá en 1903 consistió en incluir, en cada pastilla de chocolate de 460 gramos, unos libritos con tapas que llevaban intercaladas unas láminas acompañadas de unos textos. Ese mismo año decidió expandir su negocio inaugurando un establecimiento en la céntrica Puerta de Murcia con el bonito nombre de La Modernista. El siguiente protagonista y familia del anterior va a ser el marino de origen cordobés Antonio de Lara Pino, quien tras pasar a la reserva en 1906 siendo además diputado regional, cogerá las riendas del negocio.

La fábrica prosperará e incluirá curiosidades como el sorteo realizado en 1927 de una bicicleta G.A.C. entre los consumidores de los chocolates. Su hijo Francisco de Lara Dorda se convertirá en el último de los gestores vinculados familiarmente al señor Catá, dirigiendo la empresa hasta el año 1953.

En febrero de 1954 nacería la marca Chocolates Cari con sus nuevos propietarios Francisco Alacid Gonzálvez y Mariano Pérez Antón. El nombre de la marca hacía referencia a la patrona de la ciudad la Virgen de la Caridad, que aparecía en su logotipo, de ahí que en la inauguración una imagen suya fuera bendecida y presidiera la fábrica en un altar. Aunque al parecer esta última época fue más efímera en el tiempo, de lo que no cabe duda es de que, gracias a todos estos empresarios y sus trabajadores, Cartagena pudo presumir de tener una de las mejores fábricas de chocolate de España.