Según el druida Vindio, cuya opinión siempre respeto, el carácter sagrado del número 7 no procede, como se cree, de que ese sea el número de agujeros de la cara, sino de que siete son los motivos de consuelo del humano dentro del océano de desconsuelo en el que bracea. Según él, esos siete consuelos son, por orden puramente alfabético, el amor (en sus diversas versiones), las artes, los cuentos (novela, cine, historias), las ingestas de todo tipo (comida, bebida y demás), la naturaleza, el poder de cualquier clase o tamaño y la religión, también de cualquier clase (con deidad o sin ella). Para Vindio la química de cada uno consiste en dosificar los aportes, pero para una buena nutrición de consuelo conviene que haya algo de todos los remedios, y de no ser así habría falta de oligoelementos. Pregunto a Vindio si esa sería su receta para la felicidad, y responde que ésta es un placebo.