U n verano más tormentoso de lo habitual es lo que vaticinaron algunos de los pronósticos estacionales que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) dio a conocer a finales de la pasada primavera. Seguramente había algo de cierto en ellos, y si no que pregunten en algunas zonas de Baleares y Cataluña, o en la comarca valenciana de la Safor, en la que este agosto se despachó el otro día con una tromba de más de 200 litros por metro cuadrado en Tavernes de la Valldigna. Lo raro no es eso, sino que julio y agosto de 2015 no parecen hermanos. En el clima de España ambos meses suelen comportarse de manera muy parecida, especialmente en el régimen térmico, si bien en el capítulo de precipitaciones agosto casi siempre destaca por la actividad tormentosa. Sin embargo, en una vista conjunta para España las cosas apuntan a que este año julio y agosto van a ser muy dispares. El mes pasado batió récords con las temperaturas medias mensuales más altas desde que se iniciaron las observaciones meteorológicas, mientras que agosto se está mostrando claramente menos cálido, no sólo que el pasado julio, sino también de lo que cabe esperar un año normal. Veranos excepcionalmente cálidos como los de 1994 y 2003 se caracterizaron por la persistencia de las altas temperaturas tanto en julio como en agosto, pero este año, al menos de momento, tenemos un evidente contraste.