as brutalidades inferidas contra el pueblo judío por el nazismo nos llevó a la compasión y el respeto por una etnia que tanto había sufrido. Pero desde que los judíos se asentaron en Oriente Medio han ocurrido cosas que nos han hecho perderles ese respeto y que en las últimas semanas han culminado en dos crímenes horrendos. Un extremista judío prendió fuego a una casa palestina con el resultado de un bebé y su padre muertos y el resto de la familia gravemente herida. Y en la propia Jerusalem otro extremista mataba a una joven que celebraba el día del Orgullo Gay meses después de salir de la cárcel donde expiaba otro delito parecido. La agresividad parece haberse asentado entre los habitantes de un país que vive con acritud su situación geográfica. Y es que el pueblo israelita fue instalado bajo presión en un territorio del que hizo falta expulsar a doscientos mil palestinos para hacerle sitio.

Otras soluciones, como buscar una solución africana, fueron desechadas por unas Naciones Unidas que capitularon ante la presión inglesa. El resultado es el conflicto permanente ampliado por unas colonizaciones ilegales de judíos en territorio adyacente y la subsiguiente creación de unos colonos agresivos.

La situación ha creado también unos grupos palestinos violentos que frecuentemente concitan la reacción aún más violenta del Ejército judío. No parece que haya una solución pacífica a la vista. El pueblo judío vive en tensión permanente y de ella nacen esos radicales extremistas que usan su patriotismo y su religión para nutrir su beligerancia.

El Estado judío no hace caso de las advertencias de las Naciones Unidas contra las colonizaciones ilegales y se ha instalado en el Oriente Medio una situación bélica permanente. Los Estados Unidos, el gran valedor de Israel, presionado por un importante lobby pro judío, financia y arma al Estado judío sin hacer caso a la autoridad de Naciones Unidas.

Y así vemos que decisiones políticas equivocadas en su día mantienen una guerra de facto y una de las confrontaciones territoriales permanentes más peligrosas del momento actual.

La presencia tradicional de los judíos en otros países, donde ejercían actividades financieras se ha visto sobrepasada por su concentración territorial en Oriente Medio.

¿Hasta cuando tendremos que convivir con esa barbarie?