Cuando suena el despertador por la mañana lo primero que piensas es que tienes una jornada de, al menos, ocho horas de trabajo por delante. Y afortunado de tenerlo visto cómo sigue el panorama pese a lo que dicen nuestros políticos cada día. Si además hay que volver a casa para preparar algo de comer rápido y seguir con la jornada de tarde, el mundo deja de ser un lugar bonito y simplemente deseas que llegue el viernes, por la noche, cuanto antes. Sin embargo, no todo es tan malo como pueda parecer visto el panorama descrito más arriba. Creo que todos tenemos un motivo por el que levantarnos cada mañana, en lugar de destrozar el despertador contra la pared y seguir en la cama unas horas más. Las ilusiones son el motor por el que tenemos que cumplir con las obligaciones sin tener en cuenta las que nos gustan más o menos. Todos, aunque especialmente la gente que lo está pasando mal y que en ocasiones se plantea qué hace con su vida, debemos buscar un motivo para sacar fuerzas y demostrar que todo esto merece la pena. Yo tengo mis motivos y estoy seguro de que todos pueden encontrar los suyos si los buscan.