a publicación de los Presupuestos Generales del Estado que suponen una rebaja en la inversión de casi un 25%, es un mazazo para una Región infrafinanciada que ha logrado construir las pocas infraestructuras básicas que hoy posee, gracias a su esfuerzo en solitario.

Resulta interesante, sin duda, que la mayoría de las inversiones en estos PGE, se las lleve el ferrocarril. Durante los últimos años, en parte gracias a la labor de la Plataforma Pro-Soterramiento, éste se ha convertido en el centro de un debate político que desgraciadamente no ha logrado la consistencia y fortaleza que debiera, pues todavía hoy, algunos aseguran que un tren, no las vías, traerán futuro a la región, olvidando con ello algunas cuestiones claves que tampoco parecen estar en la agenda de los políticos murcianos.

Señala la CROEM, sólo en un escenario optimista el AVE llegará en 2016, así es que preparémonos para 2017 si no más tarde, y en superficie. Porque a pesar de los acuerdos del Pleno, para pedir a Fomento la revisión de oficio, el Ayuntamiento espera terminar un informe de sus Servicios Jurídicos con una documentación de ADIF, que no tiene obligación de entregar, ni la entregará, como ocurrió con el Defensor del Pueblo, que desde febrero pasado lleva esperando información de Fomento, sin que este ministerio le preste atención alguna. Ballesta se niega de facto a cumplir con el mandato del último pleno de la Corporación, que le obliga, aunque él votara en contra.

Con la llegada del tren en superficie que Fomento adjudicó en junio pasado, la actual línea de cercanías a Lorca quedará relegada. En la actualidad, su rentabilidad queda envuelta en la de la línea global, denominada ´Cercanías Alicante/Murcia´. Si la obra se consuma a pesar de la oposición del ayuntamiento de Murcia, las cercanías a Alicante (Línea C-1) gozarán de trenes modernos en vías actualizadas que reducirán los tiempos de viaje y permitirán aumentar los ingresos, mientras que las cercanías Murcia/Águilas (Línea C-2) continuará con vías del XIX y viejos trenes del último cuarto del XX, que se queman con altísima frecuencia, y desgajada de la línea global de la que hoy forma parte, una de las más rentables de cuantas Renfe administra.

Por otra parte, no olvidemos, que con el tapiado del túnel de Sorbas, se da la puntilla a la continuidad del Corredor Mediterráneo, sin inversión prevista en los actuales PGE en nuestra región, cuya mejora prometía el actual delegado del Gobierno, antiguo director general de Transportes, con la posibilidad de una continuidad exportadora, la reconexión con Andalucía, cerrada por el PSOE en 1985, la revitalización de la línea de cercanías y una cierta garantía de viabilidad del puerto del Gorguel. Un futuro que se cae como un castillo de naipes, por más que se empeñe en manipular la realidad el diputado Andrés Ayala y en hacernos comulgar con ruedas de molino.

La ceguera producida por llegar a Madrid en alta velocidad a toda costa, aunque sea posponiendo, si no abandonando, las previsiones de soterramiento del Convenio de 2006, va a tener como resultado que a no tardar mucho se inicie el debate de la poca rentabilidad de los cercanías Lorca/Águilas y puede que su suspensión por no resultar económicamente rentable.

Parece ser que Camarillas se va a retomar, en gran parte con nuestro dinero, exclusivamente para mercancías para salvar el Proyecto Gorguel, aunque no sabemos cuánto tendremos que esperar a una doble vía electrificada, y con ancho internacional, que dé entrada a los viajeros, porque no hay prevista inversión, como tampoco la hay para el prometido y necesario baipás de mercancías para la ciudad de Murcia. Pues a pesar de las promesas del consejero, la llegada de la LAV a Cartagena tal vez se retrase con posterioridad a 2018 -2020 en un escenario optimista-, con el consiguiente problema para el desarrollo de su puerto. Es por esta razón, sin entrar en temas medioambientales, por lo que el proyecto del Gorguel es un fiasco, sin unas adecuadas conexiones ferroviarias de exportación, que conecten con Madrid y Andalucía; el pretendido macropuerto logístico de contenedores, sin intermodalidad ferroviaria, es un proyecto muerto.

La llegada de la Alta Velocidad Ferroviaria a Murcia, sin continuidad futura, se traduce en la desvertebración de la política ferroviaria murciana:

€ Cercanías de tercera a Lorca/Águilas, con frecuencias horarias que pronto se verán recortadas si no hay mayor mantenimiento público de las arcas de la Comunidad Autónoma.

€ La inversión mínima en Camarillas, sin contemplar una doble vía electrificada con la inclusión de ancho internacional, no permite ni crear un segundo ramal de cercanías con Cieza que habría vertebrado la región de Norte a Sur; ni tampoco asegurar la exportación del puerto de Cartagena pues esta línea de mercancías sólo será rentable para el transporte de materias en granel.

€ La nula inversión prevista por parte de Fomento en la circunvalación de mercancías de Murcia, que seguirán atravesando nuestra ciudad aun siendo muchas de ellas peligrosas, retrasará la llegada de la LAV a Cartagena, al no ser considerada primordial y no estar en la agenda de Fomento.

€ La nula inversión para la continuidad del Corredor Mediterráneo supone el abandono total de esta infraestructura en la región y con ella de la reconexión con Andalucía, lo que es un duro varapalo para Lorca y el Valle del Guadalentín.

€ Y, como colofón, la renuncia explícita en los despachos de nuestros gobernantes a la integración ferroviaria urbana, porque lo que importa es un ´tren pato´ por motivos electorales en una infraestructura vieja y caduca. Allende nuestras fronteras regionales quedan los viaductos, túneles, soterramientos y nuevos tendidos ferroviarios; para Murcia la peor de las soluciones, el ´tercer hilo´, lo resuelve todo con curvas casi imposibles y peraltes propios de trenes del siglo XIX. Lamentablemente, lo vamos a comprobar con el ´AVE´ a Cartagena a la vuelta de algunos años. Porque en Lorca, con el retraso del Corredor Mediterráneo, ni se lo plantean ya.

Todo ello, cuando era totalmente viable haber abordado la integración urbana en la ciudad de Murcia -aún lo es- sin afectar a las fechas de llegada de la Alta Velocidad, plantándola perfectamente a la región, en Beniel o en otro emplazamiento provisional, mientras se realizan las obras de soterramiento.

Es lo que tenemos cuando las infraestructuras se hacen sin cabeza, sin programación lógica: que nos encontramos con un aeropuerto sin aviones y una LAV que desvertebra una región.