Y Nagasaki, cuya efeméride no genera tantos ríos de tinta, pero recibió la segunda (fat man) y sufrió más de 70.000 muertos precisamente un día como hoy hace 70 años. El horror se midió en un instante: una bomba, una bola de fuego y una nube de hongo. Un solo ataque que apenas alcanzó el 1% de las muertes que hubo en la Segunda Guerra Mundial, pero que marcó la geopolítica y derivó en otra era con un mundo partido en dos. Hiroshima es otro envés de la historia de la humanidad escrito con sangre y es también, por cierto, un sobrio relato periodístico que retrata la infamia sin ninguna argucia lacrimosa, antisensacionalista y tan aséptico que hiere, como nos enseñó Arroyas. Excúlpenme esta mirada pesimista en este ´Buenos días´, pero detesto el mensaje almibarado -como también el fatalista- como si se pudiera desterrar la condición humana en dos sesiones de buenismo. Recordemos para cambiar, pero huyamos del adanismo.