Si las instituciones públicas de nuestro país fuesen una tienda, agosto sería el mes favorito de los malos tenderos para meter la mano en la caja. A fuerza de repetir la operación, el barrio entero se lo huele. Ahí sale el dependiente el día 31 de julio a despedirse de los clientes con un gráfico en la mano: España va bien, esto marcha porque patatín, somos la envidia porque patatán. El mismo día uno, de buena mañana, ya los vecinos abren el BOE y se encuentran la pifia hecha.

El runrún ya llevaba aumentando de volumen unas cuantas semanas, entre el sumario de la Púnica y la exclusiva en ´¡Hola, pringaos!´ del primer baño en Mallorca del exministro Rato. Haber atravesado el mes de julio más caluroso de la historia no nos ha ayudado a tomarnos mejor las refrescantes instantáneas de don Rodrigo, que compagina su afición por Ginebra (la ciudad) con la que siente por los yates de lujo. Tengo vecinos que, sabiendo lo que saben de Bankia, le pronostican poco futuro a la embarcación. Todos rezamos por que la pareja haya recordado echar unos chalecos salvavidas, pero por el barco que no se preocupen, que ya lo pagamos nosotros. Si el miedo a Iberdrola nos impide encender el aire acondicionado, eso ya es secundario. Para eso nos hicimos curritos: para que los diputados y ministros se toquen sus órganos de pensar.

En fin, que el sábado día uno de agosto fue el elegido para premiar a Wert con un retiro más caro que la canción ésa de que habla la DGT.

Según el PP, la popularidad del exministro aconsejaba anunciar a bombo y platillo el nombramiento, pero Rajoy en su modestia ha preferido no avasallar a la oposición. Gracias, don Mariano. Se oye por ahí una frase hecha que dice «me das más miedo que un consejo de ministros en agosto». Ahora que ni nos podemos ir de vacaciones, ni encender el aire, ya no se nos pasa una en el mes de la canícula. En cuanto al miedo, ya no sé quién tiene más: si nosotros al BOE, o vosotros a noviembre. Tiritemos, pues.