Una de las principales razones por las que el PSOE se pegó el bofetón padre en las últimas Generales fue porque Zapatero decepcionó a los suyos. Recuerdo como uno de los grandes lemas que la gente le gritó cuando ganó sus primeras elecciones fue «no nos decepciones». Ahora surgen nuevas formaciones que basan parte de su éxito en el hartazgo ante tanta corrupción, políticas alejadas de la realidad y una necesidad de cambiar las cosas por medidas que mejoren nuestra perra vida. Alguno de estos partidos ya gobiernan, pero vemos que parte de sus medidas son quitar fotos del rey, como en Barcelona, o que en Zaragoza el pleno aprobase un boicot contra Coca Cola mientras en el frigorífico de la Alcaldía sí se dispensa. Estos partidos deben recordar que parte de su éxito se debe a una respuesta más temperamental que racional, y si no saben hacer las cosas bien, correrán el riesgo de decepcionar y caer en picado. Como le pasó a Zapatero.